Crónica de una deriva Cap IV
1/11/25
Por
Asdrúbal A Romero M
El relato tiene raíces largas: ¿Cómo fue el desarme de la UC?

Capítulo IV- ¿Cómo fue el desarme?
Cuando Lacava comenzó a visitar el Rectorado para firmar convenios en condición de nuevo mejor amigo de la Rectora -con posterioridad al episodio de la bajada del avión-, ella sintió la necesidad de justificar ante los miembros de su entorno el sorpresivo cambio que se había producido en las “relaciones interinstitucionales”. Deslizó hacía sus más cercanos su decepción porque como rectora había defendido siempre a la Universidad y que, sin embargo, habían estado a punto de joderla -usó ese verbo- y la comunidad universitaria no se había movilizado para defenderla. Dijo no solo eso, sino que además le dolía que a unos “cuantos” dentro de la UC les alegraran los ataques de los que había sido objeto. Tenía cierta razón en sus dos motivos de queja, pero no podía extrañarse de esa dura realidad porque ella había contribuido a que ambas tendencias, la desmovilización de la comunidad ucista y el endurecimiento de la polarización interna, se consolidaran a lo largo de su gestión.
Con relación a lo primero y como premisa de contexto, es necesario reconocer que en nuestro país las instituciones universitarias y sus comunidades no acertaron con un mecanismo efectivo de lucha frente al régimen chavista. No logramos detener la destrucción, ni amortiguarla, aunque a muchos les guste cantar la leyenda dorada de que nuestra destrucción sobrevino por el hecho de habernos constituido en el bastión intelectual de resistencia al régimen. No es cierto esto: la Universidad, tal como la conocimos, fue destruida al igual que las escuelas, los liceos, los hospitales, etc. como consecuencia del estrepitoso derrumbe de todo el aparato de servicios públicos esenciales a la población que produjo el deslave de las tablas salariales gubernamentales. Sé que he sido reiterativo en el enunciado de esta verdad que no nos gusta escuchar, pero es necesario recalcarla a los efectos de poder tener una mejor comprensión de lo que aconteció dentro de la UC.
Siempre he encontrado inexplicable el hecho de que en esa dinámica destructiva, el régimen haya contado con la complicidad activa de dirigentes y colectivos que hacían vida al interior de esas instituciones. ¡Los famosos troyanos! En la UC los hemos tenido, todos estos años, al frente de las representaciones gremiales de los empleados y obreros. Son los mismos que hace veinte años se dedicaban a circular cualquier cantidad de rumores sobre el supuesto aumento que, de manera unilateral, nos iba a aprobar el omnipotente presidente Chávez. El desconocimiento de las Normas de Homologación (NH) era uno de esos objetivos que no ocultaba; las envió a mejor vida en el 2004. Transcurrían los meses y los trabajadores universitarios desesperaban en la espera del “generoso aumento” -según los troyanos- que el gran líder decretaría en beneficio del sector. <<En el “Aló Presidente” de este domingo, lo anuncian>>, nos decían presumiendo de estar muy informados, y nada, pasaba ese fin de semana, y otro, y luego otro, y así hasta que en alguna inesperada alocución: ¡Bang! Ahí les va el pírrico incremento salarial, siempre inferior a lo que habría resultado de aplicar la inflación acumulada de los dos años anteriores, de conformidad a lo estipulado por las NH. De esta manera se inició el socavamiento salarial de los universitarios y en la medida que Chávez fue fortaleciéndose, mayor fue el irrespeto. Al final de ese decenio, ya ni siquiera se dignaba a trompetear él los aumentos. Lo delegaba en el ministro de la Educación Superior Universitaria de turno, quien tenía que conseguir un resquicio en la apretadísima agenda presidencial e intentar que tomara conciencia del abultado atraso en el ajuste de los sueldos universitarios. En el 2008, siendo Luis Acuña el ministro, el anuncio se hizo en octubre, casi a finales de un año en el que correspondía ajustar los salarios desde enero. Un incremento unilateral del 30%, muy bajo con relación a lo que correspondía, y convenido solamente por las federaciones de gremios de empleados y obreros universitarios de tendencia oficialista a espaldas de la de los profesores (FAPUV) -hechos documentados en un artículo de mi autoría (19/10/2010)[1] -.
De aquellos barros, estos lodos. Esta historia tiene raíces en el tiempo muy largas, pero vale la pena retroceder allá, porque fue en esos años que se instaló en la UC el relato político de la universidad con sus puertas abiertas y en resistencia para impedir su toma por parte de los destructores. Pensábamos que la permanencia en el poder del régimen no se iba a extender tanto y que valía la pena resistir. Hoy día creo que ese discurso en algún momento dejó de tener vigencia o, por lo menos, debió haber sido revisado para adaptarlo al huracán destructivo que sobrevendría en el lapso 2013-2019. En la UC nunca se planteó tal revisión y hemos continuado como en escuela de loritos reutilizando la misma consigna discursiva desde aquellos tiempos, lo cual, no se nos debía escapar, causaría como daño colateral una anestesia del espíritu de combatividad gremial. Lo cierto es que ese discurso de la universidad con las puertas abiertas, a pesar de la progresiva depauperación salarial de sus trabajadores, coincidió con lo que pregonaban las dos rectoras de la segunda mitad de ese decenio: la prof. María Luisa de Maldonado (2004-2008) y la Prof. Divo (desde 2008). Y es así como comienza esa sintonía rectoral con los legionarios del “troyanismo”. Se prefirió contemporizar con esos traidores, lo cual trajo como consecuencia la desarticulación de la resistencia gremial ante el régimen en el ámbito de los empleados y obreros. La rectora Divo se encontró con una razón adicional para intensificar esa relación de alcahueteo de la “troyanía”: mantener pacificado el frente político interno que con inusitada rapidez se vio enturbiado por su ruptura con la predecesora. ¡La historia se repetía!
Como emblemático ápice de ese anti universitario entendimiento, el milagro electoral en la UC no se pudo concretar -como sí lo había sido en las elecciones de autoridades rectorales en la UCV- como resultado de una demanda introducida ante los tribunales por el “troyanus magnus carabobensis”: oscuro personaje que por más de treinta años ha ostentado el poder, y luego el poder detrás del poder, en la asociación de los empleados administrativos ucistas. Este acontecimiento lo reseñé el 18 de noviembre de 2023 en mi blog y mediante hilo tuitero que se mantiene accesible[2]. Los tribunales regionales funcionaron, raudamente, en la ocasión de suspender el proceso electoral. Tomando en cuenta el control que tiene el gobernador- murciélago sobre todo el aparato judicial del estado y su muy publicitada alianza con la “otrora corrupta Divo”, la sospecha que mayormente prevaleció en la convicción colectiva de la comunidad ucista apuntó al interés de la ciudadana rectora de mantenerse en el poder. El posterior desarrollo de los acontecimientos, en mi opinión, ha confirmado tal sospecha. De duda quedará un microscópico resquicio, la Rectora electa en el año 2008 desea continuar siendo “Magnífica”, no obstante que su desempeño al frente de la rectoría nos atiborre de vergüenza a la mayoría de los carabobeños. ¿Avaricia? ¿O pasión por las mieles del poder?
Con relación al gremio profesoral, el más llamado, por razones obvias, a intentar articular una respuesta combativa que afrontara el empobrecimiento de los docentes a causa de las erráticas políticas del régimen, nunca entendí porque su directiva optó por armar frente aliado con los troyanos sinvergüenzas. Por supuesto, esto les fue restando credibilidad y consumiendo su capacidad de convocatoria hasta alcanzar niveles verdaderamente penosos. Recuerdo haberlo hablado con el Presidente y el Vicepresidente de la APUC. ¿Qué sentido tenía presentarse ante los profesores haciendo causa común con los traidores? Como respuesta sólo recibí balbuceos conectados a un proyector sistemático de frases cohetes. También hubo un intento de efectuar elecciones, lo cual hubiese sido muy sano. Era angustiosamente necesaria la renovación del liderazgo gremial a ver si levantábamos cabeza. Aplicaron el mismo remedio: demanda tribunalicia tramitada por el “correcaminos” y fin de la historia. Como simple referencia al día de hoy, la sede de la APUC del Recreo estaba abandonada, decidieron cedérsela a la UC para que en ella se habilitaran unas aulas del bachillerato de la Unidad Educativa Félix Leonte Olivo, recientemente inauguradas. ¡Así está la salud del gremio principal de la Universidad de Carabobo! Si aunado a que la APUC transita por una ruta de tan gravosa decadencia, se añaden las condiciones de carestía en las que viven los docentes, obligándoles a priorizar actividades paralelas a la universitaria a fin de dar respuesta a sus necesidades socio económicas: ¿Cómo podía aspirar la Rectora a que se diera un instantáneo chispazo de combatividad para defenderla del maltrato que estaba recibiendo en el 2018? Estaba sufriendo, en ese preciso momento, del efecto colateral dañino de su propia medicina. También es verdad, que logró paz interna con los gremios.
Todo siempre depende del cristal con el que se mire: su estrategia implicó el costo de terminar de desmantelar la artillería gremial que podía darle guerra al régimen, pero impidió que las fuerzas sindicales fueran encabezados por líderes que pudieran responder a los objetivos políticos de su frente opositor interno. Resulta fácil imaginar que ante una polarización, tan profundamente marcada desde los primeros años de su gestión, a ella le diera pavor el permitir que los asociaciones y sindicatos fueran tomadas por los “otros”. Para poder defendernos de los verdaderos enemigos de la Universidad, necesitábamos unidad interna y retornamos al reclamo de la joven profesora que ha dado pie a todo este palabrerío. ¿Insano? Quizás se juzgue de esa manera, sólo invito a leerlo con más propósito de hurgar en él elementos para la reflexión.
En la UC ha ocurrido lo mismo que con nuestra fragmentada oposición y esta irresponsable conducta ha pavimentado las vías para que nos colonice el murciélago, apoderado del narco régimen que ahora también nos destruye moralmente; que pretende que nos habituemos a lo anómalo; que nos pleguemos a ese cinismo supremo que, como dice Savater, niega lo más evidente confiando en que esa misma desmesura acabará por hacerlo asumible; que nos corrompamos como ellos; que le vendamos humo normalizador a Venezuela en beneficio de los que él representa. ¡Todo está bien! ¡Todo continúa como antes! Pero todo es una farsa, es una mentira que te va corroyendo el alma. Quizás debí haber hablado con la misma fuerza que lo hago ahora. ¡Mea culpa! Es importante que los jóvenes de reciente ingreso entiendan por qué lo más elemental y sensato, como ponerse de acuerdo y buscar soluciones consensuadas no sea producto de uso común en nuestra alma mater. Hasta que la insensata deriva de la Magnífica se ubicara en el foco central de la diatriba interna -desde 2023-, la confrontación política en la UC se había limitado a “no hago elecciones en IPAPEDI si no me haces rectorales y las de APUC” y viceversa. Mientras tanto, Venezuela hundiéndose y la Universidad de Carabobo, silenciosamente rumiando la amargura de su propia deriva académica. Y además, desarmada de sus capacidades para plantar frente a quienes la han destruido.
Continuará…Próximo capítulo: “Normalizadores académicos”
[1] https://quepasaenlauc.blogspot.com/2010/10/un-ensayo-corto-sobre-esta-crisis-y-el.html
[2] https://x.com/asdromero/status/1724352778619813945
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