Mi interés por conocer cómo funciona el cerebro comenzó por una lectura del clásico libro de Drew Westen: “El Cerebro Político”. Después de esta y otras lecturas –incluso una incursión en Coursera- me imbuí de la “Neuromanía”: cómo desde los magníficos e impresionantes avances que se han obtenido en el campo de la Neurociencia, ha surgido la tendencia de anteponer el prefijo “neuro” a muchas otras áreas del conocimiento humano. Así tenemos la Neuropolítica, cómo tomamos las decisiones políticas; la Neuroeconomía, cómo las económicas; el Neuromarketing, cómo compramos, y hasta la Neurofilosofía. La complejidad del cerebro supera todavía, por mucho, la posibilidad de descifrar su funcionamiento por la ciencia humana. Tanto me ha maravillado su complejidad, que en una conferencia dictada reconocí a mi audiencia que mi principiante noción de cómo funcionaba la insondable red neuronal que llevamos sobre nuestros hombros, había logrado reconciliarme con la necesidad de la existencia de un dios. Continúo leyendo mucho sobre el cerebro y la creación de esta pestaña de mi blog multitemático representa el compromiso de compartir muchos de esos hallazgos interesantes con ustedes.