Crónica de una deriva Cap II
23/10/25
Por
Asdrúbal A Romero M
El reclamo de una joven profesora, el gérmen de este relato

Capítulo II-El reclamo de una joven profesora
Difundí el tuit que terminaba con el “Indigna Rectora”, a través de varios chats de profesores universitarios. Prevaleció la mudez como respuesta -me apropio de un término utilizado por el también ex rector Elis Simón Mercado en el chat del Grupo de Pensamiento Universitario (GPU_UC) -. Desconozco a mi alma mater, antes tan aguerrida. Una actuación como la suya habría provocado que al día siguiente muchos universitarios se concentraran en el rectorado, portando pancartas o vistiendo franelas con la consigna: “NO NOS REPRESENTA” y pidiendo su dimisión. Hoy día se pisotea nuestra enseña universitaria ante los asesinos y prevalece el silencio. Pero no critico. Creo conocer la explicación a esa regresión en la conducta comunitaria. Hay miedo. El temor pasea entre las aulas universitarias. Ahora al cruel régimen lo tenemos intramuros, la Magnifica lo representa. También observo habituación ante lo otrora inadmisible y es lo que más me preocupa. En medio de la “mudez”, una joven profesora perteneciente a las nuevas cohortes al segundo día insertó un texto en uno de los chats. Llamó poderosamente mi atención, porque manifestaba su preocupación por el alto voltaje de confrontación política en las redes sociales sobre lo que acontecía en la UC. Aludía a declaraciones del Secretario, prof. Pablo Aure, y a las duras críticas vertidas a causa de las palabras de la Rectora en el acto de instalación del consejo para la paz cínica del cartel de los soles -la ironía es mía-. No me aludía directamente, sin embargo me sentí interpelado.
<<Lo que viene exige más que nunca la construcción de consensos, el fomento del diálogo entre las partes y la reducción de la polarización, y, sobre todo, erradicar la política barata que tanto daño ha hecho a nuestras instituciones>> -transcribo la porción del texto que transmite mejor su inquietud-. Concluyó la joven profesora proponiendo la instalación de una mesa de diálogo entre los polos políticos a los efectos de concertar una especie de tregua. Supuse que se refería a los polos con ADN opositor que, básicamente, eran dos. -uso el verbo en pasado, porque la involutiva metamorfosis de la Rectora dificulta ahora la diferenciación-. Suscribo acuerdo total con su planteamiento, aunque creo que ya está llegando tarde. Decidí que no debía quedarme silencioso ante su propuesta y comencé a redactar un texto con el objetivo de insertarlo en el mismo chat a manera de respuesta. Muchos recuerdos, imágenes de reuniones, ideas, se agolparon en mi cerebro narrativo. La idea de hilvanar una crónica sobre la deriva de la Rectora nació esa noche -aunque luzca poco creíble-. Surgió de la sensación de no sentirme capaz de poder producir un texto sintético y que, al mismo tiempo, hiciera justicia a la entramada complejidad de todos los vectores que habían hecho posible lo impensable: La UC siendo protagonista en un acto donde nunca debió estar presente.
El primer recuerdo que vino a mi mente fue una reunión social celebrada en casa de los Smith en los primeros meses del 2019. Varios miembros del GPU coincidimos, seis años antes, sobre la misma inquietud de la joven profesora. Convenimos solicitar una reunión a la prof. Divo, a los efectos de transmitirle nuestra preocupación por los efectos dañinos en el ámbito institucional de la acalorada polarización interna. Teníamos que estar preparados para lo que pudiese venirnos desde fuera. Yo sería el ponente y me acompañarían otros miembros del grupo designados en esa misma reunión. Fuimos recibidos en el Despacho Rectoral con muy grato talante y allí expusimos en términos casi calcados a los utilizados en el texto inspirador de este relato, lo que considerábamos como un problema de alto riesgo para la Universidad. La Rectora se mostró muy receptiva. Nos comunicó que informaría al Consejo Universitario sobre nuestra propuesta de instalar una mesa de diálogo, lo cual hizo y de allí en adelante no se produjo ningún avance.
En ese momento, la relación personal entre nosotros se podía calificar como bastante buena. Por otra parte, no existía duda alguna sobre su condición de opositora activa frente a las políticas del régimen. Cabe recordar que un año antes (marzo 2018), en el marco de la conformación del Frente Amplio en Carabobo por una Venezuela Libre (FAVL), ese mismo despacho había servido para la celebración de una serie de reuniones, presididas por ella, entre los representantes de los partidos políticos regionales y algunas individualidades de la sociedad civil carabobeña. Existía un marcado consenso entre los partidos para postularla como Coordinadora Regional del FAVL, designación que ella no podía aceptar dada su condición de rectora. Así se los expuso y contando con el preacuerdo con Monseñor Reinaldo Del Prete (QEPD), les propuso mi postulación, la cual fue aceptada. Por ese gesto de confianza y deferencia hacia mi persona, le he estado agradecido. En este hito del relato deseo detenerme. Es importante para mí, en el plano muy personal, dejar constancia de que mi duro pronunciamiento sobre su clase a los lobos como maestra˗ Caperucita, no está en lo absoluto relacionada con alguna pulsión vengativa que a alguien podría ocurrírsele que yo albergo. Todo lo contrario, el hacerlo me produce una gran incomodidad. A los ex rectores, al vernos en la disyuntiva de criticar a un rector o rectora en funciones por alguna acción o decisión tomada, nos tienta mucho la idea de evitar exteriorizar la crítica. Solemos ubicarnos en algún tiempo en el futuro, en el que nos corresponderá compartir, lo más probable en el contexto de algún acto protocolar, con el ser humano al que hemos apuntado con nuestra crítica e imaginarnos tal situación como muy embarazosa.
El relato de estos acontecimientos nos permite circunscribir el período de conversión de aquella rectora del 2018, muy proactiva por el cambio político en el país, a la que vimos traicionando todo lo que había sido y representado en la UC el 16 de septiembre de este año. Coincidí también con ella en el apoyo al prof. Gustavo Guevara (QEPD), como candidato para impedir la reelección del Prof. Fermín Conde por segunda vez como presidente de Ipapedi -el Instituto de previsión social de los profesores-. Muy conocida es mi vocación de opositor a todos los liderazgos pretendientes a eternizarse en el poder. Sostengo la firme convicción de que el principio de alternabilidad democrática conlleva, de manera natural, el impedimento a la reelección indefinida, para todos los cargos en todos los ámbitos políticos, y defenderé que así quede plasmado cuando se redacte una nueva constitución para Venezuela. Fermín, además de presentarse a esa reelección con una gestión plagada de despropósitos, ya era para esa época (junio de 2019) y lo sigue siendo: la figura política del polo opositor interno que con mayor desparpajo público ha asumido la virulencia y el encono que ese polo le ha profesado a la Rectora. ¡La elección la perdimos! Viajé a Madrid tres días después del proceso electoral. Me sentía muy decepcionado. No por haber perdido. Los políticos curtidos sabemos que la derrota es un evento que siempre debemos tener presente. Decepcionado porque no podía entender cómo la mayoría de un claustro profesoral había avalado una reelección, cuando extramuros ese mismo claustro se había pronunciado en favor del principio de alternabilidad democrática y mostrado opuesto a las pretensiones de Chávez de mantenerse en el poder indefinidamente. ¿Dónde estaba nuestra coherencia? Mis malos pronósticos sobre el Sr. Fermín creo, honestamente, que se han cumplido con varios ordenes de magnitud por encima. Su permanencia al frente del Instituto constituye un problema para el polo político que le mantiene allí y un insano espectáculo que evidencia el marcado desarreglo de nuestras capacidades institucionales para afrontar las crisis internas. También es verdad que no es el único espectáculo dañino que nos aqueja, por lo que no me extenderé en más detalles sobre esta enojosa situación, si la he traído a colación es porque considero que el asunto IPAPEDI guarda pertinencia con importantes argumentos que alimentan este relato. Tampoco hoy día es el problema principal que tiene la Institución. ¡Dista mucho de ser eso!
Además de la decepción, viajé muy preocupado porque no había observado deseo alguno en el liderazgo de los dos polos para sentarse a conversar. Mientras tanto, el chavismo ramplón de Lacava golpeaba con furia la puerta, intentando entrar para culminar la apabullante ruina y aplastar nuestra moral universitaria. El 31 de agosto de 2019 escribí en mi blog: <<A pesar de la acción súper letal de los DESTRUCTORES externos, no hemos sido capaces de aparcar, aunque fuera temporalmente, nuestras diferencias. No hemos podido superar una larga historia de traiciones, deslealtades y malos tratos entre los grupos con capacidad de movilizar a la comunidad ucista. Tampoco es que las autoridades, incluyo aquí a las cuatro y a todos los decanos, en sus ya muy largos años de gestión, con algunas de sus acciones y frecuentes omisiones han ayudado a que se cree un ambiente de mínima concordia que posibilitara la gestación de un escenario de encuentro. Tan necesario que era a los efectos de discutir y concertar nuestra defensa frente a la poderosa amenaza externa. ¡Todo hay que decirlo! Ha prevalecido el clima de recriminación entre nosotros, incluso por males que nos vienen de afuera. Ha prevalecido la “Política del Odio”>>. Hemos retornado al reclamo de la joven profesora que nunca fue escuchado con verdadero interés por las partes. Es como si perdido en un desierto estuviese andando en círculos. La Universidad de estos tiempos tristes lo que mejor hace es ser la metáfora de la Patria.
Continuará…
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