Dos películas que no cuadraron:
Babylon y La Ballena
4/2/23
Por
Asdrúbal A Romero M
No terminaron nominadas para la carrera de los Óscars en el renglón “Mejor película”

¿No cuadraron? Me refiero, en argot hípico, a que no terminaron nominadas para la carrera de los Óscars en el renglón “Mejor película”. En el caso de Babylon nos resultó un tanto extraño, habida cuenta que esta es otra película del 2022 concebida para ser un homenaje al cine. Analicemos, brevemente, una plausible razón por la que los Académicos se inclinaron por su descarte.
Damien Chazelle, su joven director es el mismo de dos películas que me encantaron: Whiplash, nominada para la ceremonia del 2015 y ganadora de tres estatuillas aunque no la de mejor film, y La La Land, que obtuvo seis estatuillas en 2017, incluyendo la de mejor director. Las expectativas, entonces, eran prometedoras y, ciertamente, Chazelle demostró que domina a la perfección el oficio de ser director, pero…
En esta oportunidad, se ha puesto en modo Baz Luhrmann, el director de Elvis, para entregarnos un festival de imágenes y secuencias a un ritmo frenético que, al menos en sus dos primeras horas, confluyen en ser un auténtico homenaje al cine que se hacía en el Hollywood de los 1920. Incluso, la cinta nos muestra las dificultades ingentes que enfrentaron estrellas del cine mudo a las que les resultó imposible continuar sus exitosas carreras cuando se incorporó el sonido. Hay una larga escena en Babylon, bastante bien lograda, que nos instruye al respecto.
El problema es que Chazelle parece haber querido incorporar muchos más elementos de los necesarios en su guion y llega un momento en el que, como espectadores, sentimos que ha perdido el control de su película. En días recientes escuché a un crítico español que al reseñarla establecía un paralelismo, en ese sentido, con la célebre Apocalypse now de Francis Ford Coppola. No faltará quien diga que los 189 minutos de este film constituyen una obra maestra. Pero mi criterio, y el de muchos críticos, es que la película termina perdiendo esa estatura al concluir precipitándose por un cansón despeñadero. A pesar de las muy carismáticas actuaciones de Brad Pitt, Margot Robbie y de todo el reparto, Babylon, que sí fue nominada para los Golden Globe, termina no cuadrando para la competición final de los Óscars.
En el caso de The Whale –La Ballena-, no fue nominada en la sección de dramas para los Golden Globe y tampoco superó la decantación final hacia la ceremonia de mayor prestigio hollywoodense, aunque su principalísimo protagonista, Brendan Fraser, sí alcanzó las dos nominaciones en el renglón de mejor actuación masculina en papel principal. El conocido autor de La Momia y de una película del 2002 que cada vez que puedo recomiendo verla, The Quiet American, se mete ahora en el papel de un profesor que padece de una obesidad mórbida. En mi personal lectura de la película, más que un padecimiento es entregarse a un lento suicidio voluntario para expiar un acuciante sentimiento de culpa que le ha perseguido por años.
The Whale es un drama con todas las de la ley. Una cinta muy dura, de esas que aquellos que rechazan ir al cine a sufrir no deben ver. Sí, no acudan a verla. A mí, como me complace ver ese cine que se pasea y hurga por los más recónditos espacios en los que se escenifica la vastísima complejidad del comportamiento humano, sean estos agradables o no, me desilusiona un poco que esta excelente película de Darren Aronofsky –The Black Swany Mother! entre las que más me han gustado de las suyas-, no haya pasado al lote final.
No he alcanzado todavía a ver todas las nominadas para la próxima ceremonia –me faltan: Triangle of Sadness y Women Talking-, pero ya soy de la opinión que The Whale debería estar incluida en ese reducido grupo. Es más, creo que debió haber sido una muy dura contrincante para Los Fabelman. Una probable sorpresa, en la misma línea de como lo fue aquel dramón Moonlight en la ceremonia del 2017 cuando La, La Land parecía arrasar con la mayoría de los principales premios. Después de Moonlight y Nomadland, ningún producto cinematográfico me ha llegado tan hondo al corazón en los recientes tiempos como esta creación de Aronofsky, quien también rompe con su habitual presencia en la lista de los nominados a mejor director.
Se ha escrito mucho más sobre la impresionante transformación de Fraser en un hombre de 270 kilos, que sobre el hondo calado del drama humano que escenifica La Ballena, el cual me penetró mucho más por su verosimilitud que el de Las Almas Perdidas en Inisherin. Pero las cosas son así, en el mundo del cine hay para todos los gustos. Ocho horas diarias de transformación (4 horas para ponerse las prótesis y otras 4 para quitárselas), bajo las ordenes de Adrien Morot, un especialista en efectos especiales de maquillaje que, muy probablemente, sí podrá acariciar la estatuilla del Óscar entre sus manos por su participación en este film.
Finalmente, en síntesis: Babylon y The Whale son dos buenas películas que me atrevo a recomendar que las vean, pero con las reservas del caso. Mis razones para tales reservas han sido explícitamente exteriorizadas, mayores en la primera que en la segunda, la cual, en mi opinión ha sido injustamente tratada por la Academia.
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